La frase “supérate para salir del barrio” siempre me ha parecido odiosa. No porque ‘superarse’ sea algo malo, sino porque dicha expresión está cargada de un profundo desprecio a ese ámbito llamado ‘barrio’, donde viven, luchan y sueñan millones de venezolanos que merecen absoluto respeto.
El drama de los pobres
Cuando contemplo uno de esos paisajes llenos de casitas de bloques rojos, inevitablemente pienso en el drama humano que ocurre en cada una de esas casas. Al ver ese panorama, pienso en el esfuerzo de una familia pobre para comprar planchas de zinc, bloques, y cemento para construir un hogar. En mi memoria surge el recuerdo de mi finada abuela, batallando en medio de la lluvia, para asegurar con piedras una plancha de zinc levantada por el insensible viento… ¿Por qué mi abuela cuidaba tanto aquellas viejas planchas de hojalata? La respuesta es sencilla: porque eran fruto de horas de su humilde trabajo, lavando y planchado para poder darnos un techo… ¿Cómo despreciar esas casas, planchas, y bloques que vemos en los barrios?… Yo personalmente no puedo.
Pero aunque mis sentimientos positivos afloran al ver un barrio, no puedo negar que están llenos de problemas que parecen insuperables. ‘Parecen’ he dicho, ¡y he allí el gran detalle! Todos esos problemas se pueden superar.
Transformar los barrios
Muchas veces he explicado a los medios de comunicación, que “yo no quisiera salir de los barrios, sino transformar a los barrios en lugares más dignos y amigables para vivir”. Por tal afirmación de mi parte, he sido catalogado de hipócrita, y hasta se me ha inventado el título de ‘barriologo’ para supuestamente insultarme por ser ‘un fanático defensor’ de aquellos que despectivamente son llamados ‘marginales y tierruos’. Pero decir que ‘se pueden transformar los barrios’, no es un eslogan populista o demagógico, sino una real posibilidad que se ha convertido en solución en otros países. Un ejemplo exitoso, es el trabajo del arquitecto Santiago Cirujeda en las chavolas (barrios) de La Coruña en España.
En la municipalidad de La Coruña, con recursos limitados, barrios enteros fueron transformados, de aglomeraciones anárquicas de casuchas que ocupaban todo un paisaje, a edificios multifamiliares de apartamentos, que por ocupar menos espacio, permiten aprovechar lo sobrante para crear áreas: educativas, recreativas, deportivas, culturales, de asistencia médica, vigilancia policial, y otras de uso comunitario; que en conjunto dignifican y humanizan el hábitat de sus ciudadanos.
En el ejemplo Coruñés, los trabajos de sustitución de casas por edificios, permitieron además, la reparación y adecuación de los servicios públicos: Red de agua potable, suministro eléctrico, drenajes públicos, y vialidad. En nuestros barrios: Mejoras a la red de suministro de agua, significarían mejoras de la salud y modo de vida de los vecinos; Mejoras del suministro de electricidad, significarían ‘no más electrodomésticos quemados o comida podrida en la nevera por causa de apagones’; Mejoras de los drenajes públicos, significarían ‘no más botes de aguas que socaven los terrenos y derrumben barrios enteros’; Mejoras de vialidad significarían, mejor movilidad para el transporte, facilitar el servicio de recolección de desechos sólidos, y el patrullaje policial. En otras palabras transformar nuestros barrios, es un grito a voces de la gente de los sectores populares, porque ayudaría a resolver muchos problemas de la sociedad.
¿Por qué no se han hecho?
Aparentemente, la transformación de nuestros barrios no ha ocurrido, estrictamente por falta de disposición política. Alguien parece no estar de acuerdo en que los pobres dejen de ser pobres o vivan dignamente. Alguien no quiere ni siquiera darle el título de propiedad a la gente de los barrios. Alguien nos quiere tener amarrados y dependientes de ‘la bolsa de comida de mercal, de la misión ‘ayúdame camarada’, y del plan ‘págame con tu voto o firma’ el pollo o saco de cemento. ¡Es necesario crear las condiciones para la transformación de nuestros barrios y sectores populares! Y por eso planteamos una Ley que creen e impulse esa trasformación como una política sería de Estado, y no como un simple show televisivo.
A la Asamblea Nacional llevare un proyecto de “Ley para impulsar la transformación de los sectores populares”. Una ley que facilite la entrega de títulos de propiedad a los ciudadanos que durante generaciones se les ha negado ese derecho. En otras palabras, voy a levantar como bandera ¡Una ley del pueblo, y para mi pueblo!, porque la Fuerza del cambio, eres tú ¡El pueblo!
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