Con motivo de la amenaza de guerra que “hizo pero no hizo” el presidente Chávez... Les presento una pintoresca (casi humorística) crítica de Miguel Salazar a los guerreristas de oficinas, y comandantes indispensables que proponen guerras donde ellos no tomaran ningún riesgo por ser comandantes…
Pero antes de ver el escrito de Salazar, es bueno comentar la gallardía y valentía del diputado Carlos Escarra, quien esta semana casi llorando de rabia en plena sesión de la Asamblea Nacional, gritaba: “A mi no me gusta la guerra, pero si hay que hacer la guerra, la guerra se hará, y no nos importa el aspecto cuantitativo de los ejércitos”… “Hay que entender que sin patria y sin socialismo, preferiblemente la muerte”… “Si el Presidente nos pide dar el siguiente pasó, lo daremos”... “Nuestros hijos nos juzgarán como el ejército moral que defendió la patria en cada una de sus regiones”... “Los que creamos en la patria avancemos y conformemos el ejército para la defensa de la soberanía”.
Ante esas cantiflescas declaraciones de Carlos Escarra, el diputado Wilmer Azuaje del Frente Popular Humanista, explico que cree que ninguno de los parlamentarios que estan llamaron a defender la patria, estén dispuestos a tomar un fusil e irse a la frontera a combatir. Wilmer les dijo: “Agarren un fusil y vayan ustedes adelante en vez de estar enviando a los pobres militares. Vienen a hablar de una guerra y el 11 de abril se escondieron. Y el Presidente cuando le dieron el golpe de Estado se entregó sin siquiera tomar un fusil para defender Miraflores. Aquí apenas oigan un traqui traqui salen todos corriendo”… “Que Chávez deje su locura y le declare la guerra a la delincuencia”
Disfruten el articulo...
La guerra de los 100 años
Si mal no recuerdo, en una de sus recientes apariciones, Chávez habló de una guerra que duraría 100 años en caso de producirse una intervención militar norteamericana en suelo venezolano.
Sus palabras me dejaron cierta sensación de incredulidad. Pero, me confundí mucho más cuando un diputado del PSUV declaró que todo el escándalo en torno a las declaraciones del Presidente se debió a la permanente conspiración mediática. Pensé que eso sólo se le habría ocurrido al parlamentario, pero no, después el propio jefe del Estado se retractó diciendo que los medios habían magnificado su discurso.
Bueno, si hubo o no exageración y se distorsionaron sus palabras, Chávez debe entender que la proclama revolucionaria tiene que ser realista. Ni pensar en una guerra de 100 años en Venezuela porque este pueblo no es guerrero. Los ultranacionalistas de nuevo cuño, además de mi madre, me recordarán la proeza independentista, o me refrescarán la turbulencia de la Guerra Federal. Gústele o no a esta generación de encendidos “combatientes”, si hubo una batalla en La Victoria fue porque los seminaristas de Caracas fueron llevados obligados a combatir. Este pueblo, amigos y amigas, sólo saldrá a la calle cuando el mandado esté hecho. Acá nadie va a pelear.
En caso de una intervención, ni siquiera los fulanos colectivos que tanto alarde hacen de Las 5 tesis filosóficas de Mao, van a decir esta boca es mía. Al primer bombazo estarán aterrizando bajo la cama esperando que pasen las botas para decir aquella de los compadres de Teodoro Molina Villegas cuando fueron a incorporarse a la rebelión de Carúpano...
Al primer planazo juraron que ni siquiera sabían quién era el alzado de la base naval. Explicaron que si ellos estaban allí era porque se habían echado unos palos, y cualquiera así dice cualquier pendejada. Luego los compadres regresaron a Margarita gritando a todo gañote: “¡Qué bolas tuvo Molina, haberse rendido antes de que llegáramos nosotros!”...
Ese es el pueblo venezolano. Si no que Pompeyo Márquez desmienta a quienes aseguran que su trajinar en la guerrilla no pasó del Jardín Botánico.
Este es un país de comandantes, porque a los comandantes hay que cuidarlos, porque qué pasaría si joden al comandante. Y bajo esa premisa el comandante no aparece por ninguna parte.
A la hora de la chiquita todo el mundo estaba en la clandestinidad.
Este es un pueblo de cuentos. Por allí van los Douglas Bravo, con sus conversas impregnadas de relatos acerca del arrojo de la guerrilla de los 60. Que digan la verdad de una vez por todas y no sigan viviendo de supuestas glorias pasadas. Si el movimiento revolucionario de la época fracasó fue precisamente porque se le dijo a la militancia que la victoria estaba a la vuelta de la esquina y la muchachada soñó con una Sierra Maestra a pata e’ mingo de Miraflores y se vieron a lomo de bestia entrando por El Hatillo en medio del entusiasmo de las masas.
Ya al final, cuando se les mencionó la tesis de la guerra prolongada, todos salieron a enterrar sus chinas y escopetas. De la historia quedaron los tuertos, los mochos y los muertos como fiel reflejo de una guerra que no fue porque sus conductores fueron unos embusteros. Porque muchos de ellos terminaron acompañando a la soldadesca rancho por rancho, delatando campesinos. Por eso no habrá guerra de 100 años ni nada que se le parezca. El sueño revolucionario no puede terminar en una pesadilla.
Pero antes de ver el escrito de Salazar, es bueno comentar la gallardía y valentía del diputado Carlos Escarra, quien esta semana casi llorando de rabia en plena sesión de la Asamblea Nacional, gritaba: “A mi no me gusta la guerra, pero si hay que hacer la guerra, la guerra se hará, y no nos importa el aspecto cuantitativo de los ejércitos”… “Hay que entender que sin patria y sin socialismo, preferiblemente la muerte”… “Si el Presidente nos pide dar el siguiente pasó, lo daremos”... “Nuestros hijos nos juzgarán como el ejército moral que defendió la patria en cada una de sus regiones”... “Los que creamos en la patria avancemos y conformemos el ejército para la defensa de la soberanía”.
Ante esas cantiflescas declaraciones de Carlos Escarra, el diputado Wilmer Azuaje del Frente Popular Humanista, explico que cree que ninguno de los parlamentarios que estan llamaron a defender la patria, estén dispuestos a tomar un fusil e irse a la frontera a combatir. Wilmer les dijo: “Agarren un fusil y vayan ustedes adelante en vez de estar enviando a los pobres militares. Vienen a hablar de una guerra y el 11 de abril se escondieron. Y el Presidente cuando le dieron el golpe de Estado se entregó sin siquiera tomar un fusil para defender Miraflores. Aquí apenas oigan un traqui traqui salen todos corriendo”… “Que Chávez deje su locura y le declare la guerra a la delincuencia”
Disfruten el articulo...
La guerra de los 100 años
Si mal no recuerdo, en una de sus recientes apariciones, Chávez habló de una guerra que duraría 100 años en caso de producirse una intervención militar norteamericana en suelo venezolano.
Sus palabras me dejaron cierta sensación de incredulidad. Pero, me confundí mucho más cuando un diputado del PSUV declaró que todo el escándalo en torno a las declaraciones del Presidente se debió a la permanente conspiración mediática. Pensé que eso sólo se le habría ocurrido al parlamentario, pero no, después el propio jefe del Estado se retractó diciendo que los medios habían magnificado su discurso.
Bueno, si hubo o no exageración y se distorsionaron sus palabras, Chávez debe entender que la proclama revolucionaria tiene que ser realista. Ni pensar en una guerra de 100 años en Venezuela porque este pueblo no es guerrero. Los ultranacionalistas de nuevo cuño, además de mi madre, me recordarán la proeza independentista, o me refrescarán la turbulencia de la Guerra Federal. Gústele o no a esta generación de encendidos “combatientes”, si hubo una batalla en La Victoria fue porque los seminaristas de Caracas fueron llevados obligados a combatir. Este pueblo, amigos y amigas, sólo saldrá a la calle cuando el mandado esté hecho. Acá nadie va a pelear.
En caso de una intervención, ni siquiera los fulanos colectivos que tanto alarde hacen de Las 5 tesis filosóficas de Mao, van a decir esta boca es mía. Al primer bombazo estarán aterrizando bajo la cama esperando que pasen las botas para decir aquella de los compadres de Teodoro Molina Villegas cuando fueron a incorporarse a la rebelión de Carúpano...
Al primer planazo juraron que ni siquiera sabían quién era el alzado de la base naval. Explicaron que si ellos estaban allí era porque se habían echado unos palos, y cualquiera así dice cualquier pendejada. Luego los compadres regresaron a Margarita gritando a todo gañote: “¡Qué bolas tuvo Molina, haberse rendido antes de que llegáramos nosotros!”...
Ese es el pueblo venezolano. Si no que Pompeyo Márquez desmienta a quienes aseguran que su trajinar en la guerrilla no pasó del Jardín Botánico.
Este es un país de comandantes, porque a los comandantes hay que cuidarlos, porque qué pasaría si joden al comandante. Y bajo esa premisa el comandante no aparece por ninguna parte.
A la hora de la chiquita todo el mundo estaba en la clandestinidad.
Este es un pueblo de cuentos. Por allí van los Douglas Bravo, con sus conversas impregnadas de relatos acerca del arrojo de la guerrilla de los 60. Que digan la verdad de una vez por todas y no sigan viviendo de supuestas glorias pasadas. Si el movimiento revolucionario de la época fracasó fue precisamente porque se le dijo a la militancia que la victoria estaba a la vuelta de la esquina y la muchachada soñó con una Sierra Maestra a pata e’ mingo de Miraflores y se vieron a lomo de bestia entrando por El Hatillo en medio del entusiasmo de las masas.
Ya al final, cuando se les mencionó la tesis de la guerra prolongada, todos salieron a enterrar sus chinas y escopetas. De la historia quedaron los tuertos, los mochos y los muertos como fiel reflejo de una guerra que no fue porque sus conductores fueron unos embusteros. Porque muchos de ellos terminaron acompañando a la soldadesca rancho por rancho, delatando campesinos. Por eso no habrá guerra de 100 años ni nada que se le parezca. El sueño revolucionario no puede terminar en una pesadilla.
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