Es difícil entender a los barrios, sin mirar al pasado. Cada cosa política que ocurre hoy día aquí, es consecuencia de los errores y malas prácticas de un pasado (ya bastante lejano), que aunque los oficialistas se esfuercen en llamar "la cuarta república" o "los 40 años", en realidad son una extensión en el tiempo de esta mal llamada "quinta república". De manera que no deberíamos hablar separadamente de los males de la "cuarta" y "quinta", sino simplemente de "los últimos 50 años" de desastres.
Cuarta vs Quinta: Oposición y oficialismo se matan para demostrar cuál etapa fue peor o mejor, pero en realidad la polémica desaparece con la afirmación popular: "Son la misma vaina". En los barrios, la gente que no está parcializada, y la que tiene mente abierta para la crítica, coincide en que comparar "mediocre con mediocre" no es una tarea difícil. Unos defienden a la "cuarta" como una etapa de "40 años de corrupción y exclusión por razones políticas", y otros defienden a la "quinta" como "los últimos 14 años de corrupción y exclusión por razones políticas". En fin, discutir por lo mismo, y tratar de diferenciar entre una y otra etapa, es inútil. Así que no son pocos los que ven continuidad en el desastre.
Si le preguntamos a un oficialista ¿qué diferencias ve entre el gobierno de Rafael Caldera y el de Carlos Andrés Pérez (CAP)?, seguro responderá que son lo mismo. Y si le preguntan a un catiense libre y crítico ¿qué diferencias ve entre el gobierno de CAP y el de Chávez?, es probable que les diga que "son la misma vai...".
No tengo intenciones de polemizar, dando mi opinión personal. Pero nos guste o no, a los opositores, así ven las cosas en los barrios. La mayoría del pueblo de los sectores populares, cataloga a los gobiernos anteriores a Chávez con adjetivos "más negativos que positivos". Y si ese mismo análisis se hace sobre el gobierno de Chávez, el resultado será el mismo (le guste o no a los oficialistas).
Naturalmente que si un periodista de VTV le pregunta a uno de mis familiares que trabaja en un ministerio, ¿qué opina de la gestión de gobierno del comandante Chávez?, la respuesta será "que fue maravillosa". Pero en realidad, "maravillosa" es la posibilidad de poder decir una mentira blanca, para no poner en riesgo el empleo con que se lleva comida a la casa.
Quien conoce la fabula del rey desnudo, sabe que todo el pueblo de Catia tiene muy mala idea de la elite de corruptos del PSUV, pero como hay que proteger el empleo vital, todos "verán" las hermosas vestiduras de la revolución.
No es diferente para los opositores. Mi opinión oficial es que: "Las opciones de gobierno que en Catia ofrecemos al pueblo, son maravillosas, y solo un verdadero opositor de pura cepa como yo, puede ver las joyas de algunos de nuestros líderes democráticos".
Lo cierto es que el pueblo en silencio va a votar, y tiene la opción de elegir entre "Guatemala y Guatepeor".
"Lo que pasa es que no nos motivan", reflexiona uno de mis vecinos oficialmente más chavista que Maduro. "Más vale mediocre conocido, que bicho raro de la oposición por conocer... La oposición sigue sin entendernos y nos cree brutos... Y el oficialismo que más o menos nos entiende, también nos cree brutos... Pero a éstos, por lo menos ya los conocemos".
Yo he entendido al barrio, porque vivo y sufro día a día con ellos. Por eso, intento explicarles a ustedes escribiendo esta columna, en un esfuerzo por mostrarles una realidad que suele ser incómoda para la oposición.
¿Por qué no bajan los barrios en apoyo de la oposición?... Mi opinión: "Nada más desalentador que un esclavo satisfecho". La mayoría de la gente en los sectores populares, ha sido esclavizada por la propaganda oficialista. Mucha gente está satisfecha de las colas, escasez, crisis económica, política y social del país, porque la propaganda oficialista les ha convencido que "esos desastres son un mal necesario para evitar que el país caiga en manos de los vampiros de la oposición, que quieren destruirlo todo con una guerra económica por odio a los pobres".
Y hay que reconocer que la propaganda del Gobierno es tan buena, que convence incluso a muchos opositores de atacar a sus propios líderes, por ser "débiles" que están contra la violencia. Y al mismo tiempo convence a los oficialistas que la oposición está liderada por "fascistas violentos".
Contra la propaganda oficialista, solo existe el mensaje de la oposición en los barrios, pero por múltiples razones, no está llegando efectivamente. Y si ese mensaje de esperanza no llega, naturalmente los barrios no verán razones para jugárselas con la oposición para superar la crisis económica. Así que, a menos que la crisis empeore, o la oposición mejore la difusión de su mensaje, los barrios no bajarán contra el Gobierno como aquel 23.
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